LUZ DE MARÍA

Dios está presente en cada etapa de la historia de la humanidad, ha intervenido en favor del ser humano desde la Creación y lo acompañará en su caminar de regreso a la Casa del Padre, guiándolo según Su Divina Voluntad a través de Sus instrumentos verdaderos, los Profetas. La Palabra de Dios dice: “El Señor Dios no hace nada sin comunicárselo a sus servidores los profetas” (Amós3,7).

Es así como en esta etapa de la historia de la Salvación, Dios, fiel a Su Palabra, ha elegido a Luz de María como Su Profeta desde hace más de 25 años, para transmitir la Palabra Divina a esta generación.

La vocación profética de Luz de María. ha estado acompañada en su vida de una fuerte experiencia de Dios, manifestada desde su infancia y durante la cual, la Presencia Divina ha sido constante, generando en ella una profunda convicción personal de la elección Divina para una misión especial, para la cual debe disponerse a ser guiada y formada, teniendo conciencia del compromiso y entrega que significa tan gran responsabilidad.

El Mensaje que recibe Luz de María es un Llamado Divino donde prevalece el Amor, la Misericordia y a la vez la Justicia. Divina, considerando la explicitación de profecías contenidas en el Antiguo y en el Nuevo Testamento, revelaciones de acontecimientos futuros, muchos de ellos responsabilidad del mal uso del libre albedrío del hombre y otros,  actos de misericordia de Dios para la salvación de la Humanidad.

Es elegida Luz de María para transmitir la gran revelación de la Advocación de la Reina y Madre de los Últimos Tiempos, dada para que la humanidad reconozca en la Santísima Virgen María,  a la Mujer que vencerá al mal y aplastará la cabeza de la serpiente infernal y la encadenará para que no vuelva a seducir a los hombres, además de ser la Madre Santísima que acoge con Amor Materno a cada hijo Suyo, le protege, defiende y guía de Su Mano hacia Su Divino Hijo.

En la actualidad, sin descanso, continúa Luz de María su arduo trabajo de transmitir la Palabra de Dios, asistida en todo momento por el Espíritu Santo. Es así como alrededor del mundo imparte conferencias,  visita países y constituye cenáculos de formación y crecimiento espiritual para que la Palabra de Dios llegue a todos los confines de la Tierra y dé fruto en abundancia.

Luz de María

“El gran amor del Señor nunca se acaba,

y su compasión jamás se agota.

Cada mañana se renuevan sus bondades;

¡muy grande es su fidelidad!”

(Lam 3,22-23)